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Ventas Grandes

La calculadora de H. N. Casson

25 de abril de 2016
La calculadora de H. N. Casson
1 ¿Qué edad tiene usted?
La calculadora de H. N. Casson
La edad real es el número de momentos felices de nuestra vida

Lo más normal es contestar a esta pregunta expresando  la que  indica el carnet de identidad. A esa edad se la suele llamar, en los textos especializados, edad biológica o cronológica. Es un número que, habitualmente, indica los años que hace que hemos nacido.

Pero, técnicamente, para un mismo individuo, se distingue en las Ciencias Sociales, entre edad biológica y otros tipos de edad.

El primero de ellos es el de edad psicológica y con él se  hace referencia a la capacidad de adaptación del ser humano a los cambios de su ambiente. La edad psicológica de una persona se mide o compara con los de la media del grupo humano  al que pertenece. Así una persona de equis  años cronológicos  puede tener, más o menos, años psicológicos en función de su madurez.

Un segundo tipo de edad contrapuesta ala biológica es el de la edad social. Hay bebés de distinta edad biológica, pero todos son clasificados como bebés; se habla de jóvenes de 16 a 29 años, por ejemplo, a la hora de obtener un carnet que lo beneficiará en alguna forma respecto del resto de grupos de edad, y de jubilados, cuando se han sobrepasado los 65/66/67 años.

Hemos encontrado un tercer sentido, mucho más interesante,  denominado físico-biológica que hace referencia a la distinta situación que el paso del tiempo y las vicisitudes que ha sufrido / gozado el individuo, han determinado. Con una misma edad cronológica, distintas personas pueden encontrarse en un  muy diferente estado, tanto psicológico como físico.

Incluso hemos visto en la Red, referencias a algún otro tipo de edad. Pero si traemos  aquí este tema es  por algo muy distinto. A la pregunta primera, todo el mundo contesta con la edad cronológica, apareciendo el resto de consideraciones, las que recibe esa persona de otras fuentes, tras un análisis concreto. Y por tanto, alejado de la realidad cotidiana.

Pero yo he encontrado una opinión hermosa sobre la edad real de una persona, de muy diferente sustancia,  que no me resisto a reproducir.

2 La opinión de un gigante

En opinión de H. N. Casson: ―«La edad de un hombre no ha de calcularse por los años que ha vivido, sino por los minutos invertidos en alegrar algún alma solitaria y las horas pasadas haciendo buenas acciones  y  prodigando palabras amables; y los meses, por el saber que ha adquirido, las cosas que ha realizado y la distancia que ha subido en la escalera del éxito.  Hay algunos hombres septuagenarios que todavía no han vivido un día pleno, al igual que  jovencitos que han concentrado en una vida cortísima todas las mejores cosas haciendo que cada uno de sus minutas haya valido la pena».  (1)

 Reléala otra vez, es puro oro molido. Y  no crea que estas frases provienen de un «meapilas». Si en algo creía H. N. Casson era en el mercado; él era un capitalista puro  y maestro en la formación de vendedores en mercados muy agresivos… pero sobre todo era un hombre inteligente que sabía que todas las cosas que hacemos para los otros sin esperar nada a cambio, la Fortuna, la Providencia o Dios, siempre nos la recompensa;  y entre las gracias que alcanzamos está,  que terminamos siendo mejores personas.

Casson nos dice que no solo hay que trabajar para nosotros sino que parte de nuestra labor debe repercutir benéficamente sobre los otros. En eso debemos gastar la vida que podamos alcanzar, en ser cada vez mejores. Y esto pasa por ayudar, desinteresadamente, a los demás.

3 Las dos necesidades de  H. N. Casson 

Le apuntaré una reflexión del mismo autor sobre un tema similar: qué debemos  hacer  cuando hacemos balance, diario, semanal, mensual, anual, etc. de  las tareas que realizamos.

En un artículo ultracorto,  típico de los suyos, el citado autor decía: «Si fuera usted a preparar su  Balance Personal del Año, no debería dejar de anotar las risas tanto como las ganancias. Metálico y diversión, ambas cosas las necesita uno para que su vida valga la pena.» (2)

¿Contabilizar tanto las risas como las ganancias ?… ¡Qué desafío, qué atrevimiento! ¿Quién habla así, un revolucionario?… ¡Sin duda! Pero también sin ninguna duda, H. N. Casson era un hombre cabal que conocía muy bien la comercialización de bienes y que apreciaba el poder del dinero. Y sin embargo, aquí no deja de advertirnos que, sin felicidad nuestro balance vital se queda cojo. ¿No le parece extraordinario? A mí sí, por ello le recomiendo encarecidamente que no se olvide de reír… y de contar- anotar sus risas o momentos felices.

Esto lo decía H. N. Casson hace unos ochenta años, cuando la Psicología no había encontrado todavía el valor terapéutico que la redacción por escrito de «las cosas buenas que me suceden» fuese aceptado como recurso eficaz para cambiar la percepción de sus pacientes. Y mucho antes de que se pusiese de moda la necesaria contabilidad de muchos otros aspectos de nuestro trabajo, además del puramente contable-financiero.  (3)

Puede incluso que no fuese ese autor al que se le ocurrió la idea de las dos necesidades por primera vez,  pero sí fue el primero en darle una fórmula verbal tan retadora. Su mensaje es muy claro: hay que buscar con adecuada intensidad,  la felicidad y el dinero,  porque según creemos muchos, eso no es incompatible.

La calculadora de H. N. Casson

Así que no olvide calcular su edad con  «la Calculadora H. N. Casson«; contabilice sus momentos de felicidad, al menos con tanto rigor como anota sus ingresos y gastos,  lo único que puede ocurrirle, es que termine usted siendo más feliz… y más rico.

Y será el Haber de esa cuenta el que marque su edad real, el número de oro con el que llegará al final, la única moneda de cambio que se podrá llevar y que le aceptarán en el banco celestial.

¡Siga con Salud!

Miguel Villarroya Martín, a 25 de abril de 2016 /  Madrid. España/ LdF.013 / ventasgrandes.com

Notas:

(1) Encontré esta cita en la revista Efficiency que se publicó en el primer tercio del siglo XX, en muchos países, entre ellos, décadas después, en España. Su editor  era Herbert Newton Casson, un maestro de vendedores de proporciones titánicas. Nótese la doble referencia al Hacer altruista y al Hacer egoísta, y su diferencia entre los días y los meses.

(2) Publicada como LAS DOS NECESIDADES DE  H N CASSON  en el número 2, de   julio-agosto de 2006, en la revista Más y Mejores Ventas inmobiliarias

(3) Véase el Cuadro de Mando Integral de David Norton y Robert Kaplan, autores que indicaron la necesidad de contabilizar con el mismo rigor que el utilizado en el manejo de flujos monetarios, otras áreas de la actividad de la empresa no directamente dinerarias.  ¿Para cuándo  un cuadro de mando que incluya, las risas, los momentos estupendos, los hechos amables, las consecuencias emocionalmente satisfactorias?

(4)  La estupenda imagen utilizada es del extraordinario ilustrador americano JHON HAIN . Y estaba bajo la etiqueta de Dominio público en Pixabay. A ambos agradecemos su cortesía por el libre uso de la imagen.