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Ventas Grandes

Lo que no veo en el espejo

21 de junio de 2016
Lo que no veo en el espejo

Lo que no veo en el espejo cuando me miro en él es algo distinto a mi imagen. Esta se refleja realmente en él, como no podía ser de otra manera. Pero a veces, al hacerlo, me acuerdo del espejo mágico de aquél millonario americano que tuvo la suerte de poseerlo. ¿Lo recuerda usted? (1)

Se lo he contado en alguna otra de estas postales. Se trataba del espejo cuya magia era la de devolver una imagen, nítida o borrosa, del millonario cuando éste se asomaba a él, tras haber logrado o perdido una venta. La magia residía en que el espejo, en función de si el millonario conocía o no las causas por las cuáles había ganado o perdido una operación o negocio, le devolvía una imagen diferente en cada caso: su imagen aparecía nítida cuando conocía las causas,  o borrosa cuando ignoraba las causas de su éxito o fracaso.

Lo que no veo en el espejo

¡Cuántas veces he deseado yo tener un espejo así! Un espejo que me señalase, cuándo no he sido:

  1. Lo suficientemente preciso en mi propósito, actuando en cambio en mil frentes distintos… Lo que ha hecho que haya logrado cosas que no pretendía conseguir  y perdido otras, tras las que sí iba, por falta de claridad de objetivo, de propósito.
  1. Lo suficientemente persistente en lo que estaba persiguiendo… y que no he logrado por falta de tenacidad.
  1. Lo suficientemente valiente para defender una causa justa… y de la que he salido sonrojado por mi falta de coraje.
  1. Lo suficientemente bueno para actuar en favor de otros que necesitaban mi ayuda… y a los que he dejado solos por mi falta de caridad.
  1. Lo suficientemente hábil para haber transitado entre mis semejantes, sin haber conseguido lo que buscaba… precisamente, por mi torpeza en el manejo de mis relaciones personales.
  1. Lo suficientemente divertido para que en el trato con los hombres y las situaciones, la alegría, el gozo y el bienestar hubiese sido también otro de los «productos» que yo vendo… por falta de simpatía hacia los demás. 
  1. Lo suficientemente sabio para haber logrado metas más altas y rentables que las que he logrado… debido precisamente a mi falta de conocimiento especializado. 
  1. Lo necesariamente rápido, que las circunstancias requerían, para haber llegado a tiempo para obtenerlas… debido a mi pereza y lentitud en mi respuesta a las oportunidades que iba detectando.
  1. Lo decidido que debería haber sido en la persecución de mis proyectos y la parálisis de muchos de ellos por haber procrastinado mucho su inicio o haber dudado en algún momento de su proceso. 
  1. Lo suficientemente claro como para despreciar el futuro y no haberme quedado en el presente, peleando por la realidad actual y cotidiana. 
  1. Lo estúpidamente ciego que he estado, al no devolver el cariño recibido de las personas que me quieren. Y que con alguna de las cuales no puedo saldar ya esa deuda. 
  1. …No he querido seguir, el responso ya es suficiente para saber por qué no ocupo la posición que deseé en un principio: desprecié el presente por una imagen de futuro que nunca se llegó a completar. Y quedé exhausto en la pista corriendo tras un conejo que nunca estuvo lo suficientemente cerca para darme cuenta que no era real sino de trapo.
Su espejo:

Esto es lo que me pasa a mí, pero… ¿Cómo es la imagen que se refleja en el espejo de su casa, cuando usted se asoma a él? Piénselo a la luz de lo aquí dicho.

Pero no se apene si  también su imagen es borrosa, pues mientras estamos vivos podemos limpiar el cristal y dejarlo reluciente y nítido. Solo hay que utilizar el limpiacristales adecuado. ¿Su nombre comercial?… Se llama AHORA.

¡Siga con salud, y esta vez, aprecie más su presente que lo que vendrá!

Miguel Villarroya Martín, a 21 de junio  de 2016 / Madrid. España /  LdF.019  / ventasgrandes.com

Notas:

(1) Lo publiqué aquí mismo, en esta web, bajo el título de: El fracaso es un espejo borroso, mágico . Ahora añado la referencia de la historia original, que cuando lo escribí no pude recordar. El autor de esta historia y de la gemela, Herida sin Cerrar, es John MACDONALD, puede hallarse en la pág. 136 de su obra: Estrategias que hacen vender. Editorial HispanoEuropea.

(2) Este texto, fue publicado hace unos años ― en  forma más breve―, en el número 21 (mayo de 2008),  de mi revista Más y Mejores Ventas Inmobiliarias.

(3) La imagen utilizada aquí es del ilustrador sudafricano  Dari Oberholster . Y estaba en Pixabay como imagen de dominio público.  A ambos agradecemos su cortesía por el uso de su imagen.